UNA NOCHE DE SORPRESAS
- Erlyn Lopez
- 26 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 jul 2019

Caminábamos los dos bajo la noche, buscando un lugar donde estar en silencio un lugar donde estar a solas.
Cogiste mi mano y saliste a la carrera a la voz de sígueme, detrás de ti persiguiéndote iba yo por una especie de laberinto sin fin y entre recovecos veía parte de la ciudad que no conocía, al final de una vereda paraste mirándome con provocación que no pude resistir, me acerque un poco a ti pero te alejaste volviste a mirarme desafiante y provocadora como jugando a que no lo quieres, intente acercarme nuevamente y te alejaste sin mas remedio te tome de los brazos te di vuelta de espaldas a mi tome tu cuello, tus mirada viendo al cielo, tu espalda en mi pecho, tus nalgas en mi vientre, susurre a tu oído, --"Que es lo que deseas!", sin contestar y sin tampoco darte tiempo de hacerlo lamí tu cuello mientras mis manos tomaban las tuyas, sentí como ese gesto te erizo la piel poniéndote de puntillas y bajando lentamente una de mis manos que aun te ataba, mientras la otra buscaba torturarte más recorriendo tu pecho por debajo de tu camisa deshaciéndome del tu brasier, poco a poco mis manos rozaban tus senos, delicados y hermosos, mientras mi boca jugueteaba en tus oídos y cuello. Mis manos liberaron las tuyas, pero aun siendo libre conservaste las manos juntas en tu espalda, te pusiste a mi merced completamente, no había necesidad de atarte el cuerpo ya tu mente estaba atada a mi mis deseos y a los tuyos. Mis manos inquietas recorrieron la piel desnuda de tus brazos y piernas aunque ansiaban ir mas allá el lugar no era el indicado para ello.
Susurraste entre gemidos "Tócame". Aun no acabas de pronunciar la ultima silaba cuando mis manos entraron en acción inminente, buscando tu zona de placer levante la falda me deshice de tu ropa interior la metí en mi bolsillo para darme un placer olfativo luego, mis dedos acariciaban tus nalgas recorrían los pliegues de tu piel entre ellas, subí mi mano a tu boca, para apoderarme de tu saliva mientras besaba tu cuello, suspirabas, baje lentamente rozando tu espalda, introduciéndome en el interior de tus nalgas, mis dedos lujuriosos se acercaron a tu culito ansioso por sentirme temeroso del dolor, lentamente me abrí paso entrando cada vez más y más sintiéndote sollozar un poco me detuve mientras buscaba besar tus labios y mi mano derecha se acercaba a tu conejita, que totona mas rica la que vislumbro, esa sensación de calor y ese olor me vuelve loco, siento tu humedad no necesito lubricar mis dedos, lentamente te penetro para mojar mi mano de tu néctar, entro y salgo un par de veces y me dirijo al punto de tu placer, separo tus labios y comienzo a frotar lentamente mi dedo medio sobre tu clítoris palpitante mientras jadeas y te contoneas mi otro dedo dentro tu culo, entra y sale sin mas esfuerzo del que tu propio cuerpo propicia, te invade una sensación de lujuria máxima casi no puedo contener tus movimientos, te lastimare con mis dedos, te mueves a ritmo descontrolado, presiono mi cuerpo contra el tuyo tu clítoris se mueve solo, continuo a mi ritmo, te guío con mi cuerpo mientras mis dedos hacen de las suyas dentro de ti, siento como tu culo presiona mis dedos y los libera una y otra vez con un ritmo que se va acelerando, pongo mas intensidad sobre tu clítoris estas a punto de explotar estoy seguro de ello, de pronto siento que tus piernas te fallan caes en un suspiro.
Mi dedos en tu clítoris se desplazan a dentro de tu conejita rica chorreaste, comienzo a moverlos sintiendo como los aprietas desde adentro, tus piernas se contraen presionas mis manos lucho por no liberarte, sigo moviendo mis dedos dentro de ti siento a presionas fuerte en un espasmo y liberas con un gemido intenso, la humedad que gotea de mis manos me confirman que haz llegado a clímax máximo, saco mis dedos los lamo con placer libero tu cuerpo de su prisión de tabúes, libero tu mente de sus miedos absurdos y de todo prejuicio, dándote el placer que deseas sentir, te abrazo desde la espalda mientras recuperas el aliento, acomodo tu ropa, te sonríes y continuamos nuestro caminar bajo la noche oscura que ha sido testigo de este encuentro furtivo de dos cuerpo deseosos, un de dar placer y otro de recibirlo.
Comments